Tras varios meses de rehabilitación, Pumalín y Liquiñe, dos cóndores rescatados, pudieron volar en libertad en su nuevo hogar. Este macho y hembra juveniles, fueron bautizados por los lugares en donde fueron encontrados con graves daños que les impedían volar.
Luego de ser tratados en la clínica veterinaria del Zoológico Nacional, y trasladados al Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR), llegaron al Parque Nacional Patagonia en diciembre, donde estuvieron dos meses aclimatándose. Este último proceso fue fundamental para que los cóndores pudieran familiarizarse con el territorio y estar listos para reinsertarse en el medio silvestre.
“El estar ahí y presenciar este tipo de actividades es algo muy potente que conecta a las personas con la naturaleza, con nuestras especies nativas. Les da un sentido de identidad y eso es aún más importante cuando ocurre en nuestros parques nacionales. Así que muy contento por eso, se inicia una etapa nueva y difícil para los cóndores. La vida es dura en la naturaleza así que estaremos ahí para monitorear los vuelos de Liquiñe y Pumalín”, comentó Cristián Saucedo, director del Programa de Vida Silvestre de Fundación Rewilding Chile.
Alrededor de 100 personas participaron de este importante hito, principalmente vecinos de Cochrane, localidad aledaña al Parque Nacional Patagonia, lo que a juicio de la fundación rewilding Chile, ayuda a potencial el mensaje de conservación y respeto por la naturaleza.
“Nada en la conservación se puede hacer solo, y hoy día si uno miraba la gente que nos rodeaba, estaba la gente del parque, CONAF, que es súper importante como protectores de los parques nacionales de Chile. Estaba el SAG, que tiene que ver con la vida silvestre, estaba mucha gente de la comunidad aledaña y además de eso, todas las organizaciones y toda la gente que hizo posible lo que está sucediendo hoy día. Una liberación dura 5 minutos, pero son meses de trabajo”, agregó Carolina Morgado, directora de la fundación.
La principal amenaza que enfrenta esta especie es la utilización de venenos en carcasas, un método que utilizan algunos ganaderos y campesinos para eliminar depredadores silvestres y perros domésticos y asilvestrados que generan daños en sus rebaños.
A Pumalín y Liquiñe se les instalaron transmisores satelitales en una de sus alas para monitorearlos para recopilar la mayor cantidad de información posible para aprender sobre su conducta, su desplazamiento y la forma en la que interactúa con otras especies.
“Los cóndores son de Patagonia, es nuestro emblema nacional y tenemos que cuidarlo. Es el tope de la cadena, por lo tanto si nosotros cuidamos los cóndores estamos cuidando a todas las especies bajo su alero. Una liberación es un momento muy mágico. Aquí lo que se busca es encontrar un sentimiento, una reconexión con la naturaleza”, agregó Dominique Durand, directora ejecutiva del Programa de Conservación del Cóndor Andino.
Esta iniciativa, se enmarca en una red colaborativa que busca fortalecer la conservación, la investigación y la educación de la especie en la Patagonia, impulsada por Fundación MERI, Proyecto Manku y Fundación Rewilding Chile, el legado de Tompkins Conservation, con el apoyo de SAG y CONAF.