El Cacique Mulato, fue el último gran jefe de los Aonikenk o Tehuelches, en un territorio marcado por las inclemencias del clima. Su legado trasciende el tiempo y, en Coyhaique, quien realizó un monumento que lo recuerda fue el escultor local Pedro Bórquez Paillacar.

Esta iniciativa fue inaugurada en un frío día lunes, en el sector del Mirador Río Simpson de la capital.

Pedro Bórquez / Escultor a cargo de la obra

Una obra de madera de lenga, con detalles únicos ligados a los vestigios conocidos del paso y del vivir de los tehuelches en la zona. La mano del cacique mulato apunta hacia la pampa, territorio donde habitualmente se desplazaban.

Felipe Quiroz / Seremi de Las Culturas, Las Artes y el Patrimonio

La obra busca relevar a los primeros pobladores de estas tierras australes, pueblos originarios para los cuales no habían fronteras.

Pamela Huaitiao / Coordinadora CONADI Aysén

La obra “El Cacique Mulato, Recuerdo de una historia perdida” fue financiada por el Fondart del Ministerio de Las Culturas, Las Artes y el Patrimonio y ya la puede contemplar en el Mirador Río Simpson, donde se erige haciendo un merecido homenaje al pueblo tehuelche.